El Ictus supone la primara causa de discapacidad en el adulto.
En muchos casos conlleva alteración de la marcha, pérdida de capacidad para comunicarse y de autonomía personal.
Multitud de estudios han demostrado que el inicio de la rehabilitación de forma precoz y realizada por un equipo multidisciplinar resultará en una mejor recuperación funcional final. De hecho la mayor recuperación ocurre entre los 3-6 primeros meses después del ictus
Esto se debe a que en esos primeros meses, es que es cuando el cerebro tiene mayor plasticidad neuronal: las neuronas tienen mayor capacidad de reorganización anatómica, mediante el crecimiento axonal y dendrítico creando nuevas conexiones y de adaptación funcional mediante la sustitución por otras neuronas, en respuesta a las terapias de rehabilitación (entrenamiento de funciones y aprendizaje de estrategias compensatorias).