CAMBIO DE PERSONALIDAD Y DEPRESIÓN DESPUÉS DE UN ICTUS
Hasta un 30 % de los pacientes desarrollan una depresión o un trastorno de conducta después de un ictus. Los pacientes pueden mostrarse APÁTICOS (indiferentes, apenas hablan ni participan en las conversaciones, se pasan el día sentados en un sofá callados y solo hablan y con monosílabos si les preguntan…); También pueden volverse, AGRESIVOS (impulsivos, irritables, que explotan ante cosas insignificantes…) o LÁBILES (se muestran muy emotivos, lloran o ríen sin motivo aparente…) y también, pero menos frecuentemente, PARANOIDES (se vuelven suspicaces, desconfiados e incluso delirantes con sus familiares….piensan que le roban, que le engañan…). En otras se muestran DEPRESIVOS (ánimo triste, insomnio, pérdida de interés por las cosas, fatiga, mayor torpeza física y mental con dificultades para la concentración)
En estos casos es fundamental la valoración de un Neurólogo y Neuropsicólogo, para abordar estas conductas precozmente, pues suponen un motivo frecuente de consulta en las urgencias hospitalarias, además dificultan el proceso de rehabilitación porque no cooperan y son una fuente de conflictos a nivel familiar.
Hoy en día contamos con diversos fármacos parar tratar la depresión y estas alteraciones conductuales, como son los antidepresivos, neurolépticos…
Además la Terapia Cognitiva Neuropsicológica, va a contribuir a controlar los cambios de personalidad mediante Terapias de control de impulsos y estrategias de afrontamiento para los familiares.
Yolanda Buriel Jiménez. Neuropsicóloga CRECEN