El 21 de Septiembre celebramos el Día Mundial del Alzheimer, una enfermedad que, por el número de casos detectados y el aumento de la esperanza de vida en nuestra sociedad, se está convirtiendo en la epidemia del siglo XXI. Actualmente existen 46 millones de afectados en el mundo y se diagnostica un nuevo caso cada 3 segundos

La Enfermedad de Alzheimer, es una demencia degenerativa, que “roba” los recuerdos de quienes la padecen, afecta a su capacidad de decisión y de comunicarse como antes, a su orientación y por consecuencia, a su autonomía.

La enfermedad avanza progresivamente y se hace necesario ponerle freno gracias a las “TERAPIAS NO FARMACOLÓGICAS” que actualmente tenemos a nuestro alcance, sin los temidos efectos secundarios que puede causar la medicación.

Un correcto mantenimiento físico y cognitivo, así como la participación activa durante el mayor tiempo posible en sus quehaceres diarios, son elementos clave para frenar el deterioro a todos los niveles que provoca. Para ello, se recomienda la inclusión en un programa de tratamiento que incluya fisioterapia, logopedia, neuropsicología y terapia ocupacional desde los primeros estadios de la enfermedad y hasta los más avanzados, adaptándose el programa a los déficit de la persona, pero pudiendo siempre trabajar con ellos, sea de forma activa o bien con estimulación pasiva.

En resumen, algunas de los puntos importantes que se trabajan en el equipo son:

• Mantener una rutina de orientación a la realidad, trabajando la fecha y las situaciones actuales.
• Mantener un entorno lo más seguro, sencillo y facilitador posible.
• Realizar actividad física adaptada.
• Mantener una estructuración y secuencia de las actividades de la vida diaria.
• Mantener y estimular las capacidades conservadas del individuo.
• Motivar al paciente con tareas estimulantes para él.

Lorena García Tavera. Terapeuta ocupacional. Centro Crecen.