SE PUEDE CONDUCIR DESPUÉS DE UN ICTUS?

Después de un ictus pueden surgir, entre otras, secuelas físicas, motoras y sensitivas que pueden impedir una conducción normal,  pero que en algunos casos, estas discapacidades físicas o sensitivas pueden suplirse con un vehículo adaptado. En este sentido, la DGT recoge un estudio en donde se compara la siniestralidad entre vehículos conducidos por conductores sin diversidad funcional, frente a aquellos conducidos por personas con discapacidad motora o sensitiva, con vehículo adaptado, en el que No se ha demostrado un mayor índice de siniestralidad ni de accidentalidad.

En cambio, en el caso de tener algún tipo de alteración visual, como hemianopsia, cuadrantanopsia, diplopía, oftalmoplejias, etc, la conducción está totalmente contraindicada. Esto es así, ya que por la vía visual el conductor recibe un 80% de la información que necesita para la conducción.

En cuanto a las secuelas cognitivas, las alteraciones en la atención, en flexibilidad mental y en la velocidad de procesamiento de la información, son las alteraciones más devastadoras para la conducción. Durante dicho proceso entra mucha información al cerebro que éste tiene que saber gestionar y almacenar. La atención selectiva y el estilo perceptivo, así como el tiempo utilizados para la toma de decisiones, la disponibilidad de la reacción y la flexibilidad para poder ser capaz de resolver una situación novedosa, serían las funciones claves para efectuar una conducción segura y eficaz a nivel vial.

La valoración neurológica y Neuropsicológica del paciente será fundamental para saber si un paciente volverá a conducir