“ME HE QUEMADO LA MANO”: Afectación de la sensibilidad después de un ictus… ¿qué podemos hacer?

Una de las secuelas más discapacitantes tras sufrir un ictus es la afectación de la sensibilidad en las extremidades (y a veces también facial), ya sea por exceso o por defecto.

En nuestro día a día, la sensibilidad nos permite detectar cómo estamos colocados, qué estamos tocando, si los objetos están calientes o fríos, si estamos sufriendo dolor… En definitiva, son varios los tipos de sensibilidades que requerimos en nuestra vida diaria y la afectación de cualquiera de ellas va a suponer un cambio en la calidad de la misma.

Las afectaciones son, por tanto, de diversa índole, y se resumen en:

  • Hipersensibilidad: alteración por exceso: estímulos que por su naturaleza no deberían ser nocivos provocan una respuesta dolorosa y desagradable, como por ejemplo una caricia o un roce de una sábana.
  • Hiposensibilidad: alteración por defecto. No se identifica correctamente el estímulo, con el consiguiente riesgo para la salud que conlleva, como por ejemplo, quemarse con agua caliente al no notar bien su temperatura, o dejar caer objetos al no sentir que los tenemos cogidos.

Los tratamientos que se implementan son también variados según el tipo de sensibilidad afectada, y son realizados por la Terapeuta Ocupacional:

  • Desensibilización en caso de hipersensibilidad: se trata de ir reduciendo la respuesta exaltada, a base de un “bombardeo de estímulos” que acaba bloqueando parte de los mismos, para posteriormente trabajar en la correcta respuesta al input sensitivo.
  • Reeducación sensitiva: estimular sensitivamente al paciente con roces, presiones, diferentes texturas, movimientos… para ir “reentrenando” la sensación percibida.

En ambos casos se puede utilizar también la terapia por espejo.

  • Compensación por seguridad: Siempre hay que tener en cuenta los riesgos citados a la hora de mantener una vida independiente, en caso de tener una afectación sensitiva. Por ello, a la vez que se trabaja para la recuperación de la misma, se deben proporcionar pautas para compensar visualmente y con el lado no afecto, para mantener una buena seguridad en el entorno, evitando quemaduras, golpes y otras lesiones.

Lorena García Tavera. Terapeuta ocupacional del centro Crecen.